La decisión deSiemens de abrir dos nuevos centros de excelencia en Portugal, dedicados a la inteligencia artificial y al diseño de la experiencia del usuario, es una de estas noticias. No estamos hablando de una inversión marginal. Estamos hablando de una de las mayores empresas tecnológicas del mundo, reforzando su presencia en un país con poco más de diez millones de habitantes.
Siempre he defendido que Portugal sólo puede crecer de verdad si invierte en talento, tecnología e innovación. Y lo que estamos viendo ahora con esta expansión de Siemens es exactamente eso: el reconocimiento de que nuestro país es mucho más que una economía periférica. Es un centro de competencia capaz de generar impacto global.
Portugal ya es el sexto centro de competencia de Siemens. Esta hazaña no se produce por casualidad. La empresa emplea actualmente a 4.300 personas en Portugal, exporta dos tercios del valor que genera y contribuye directamente a proyectos internacionales, desde soluciones de digitalización industrial hasta el metaverso urbano de Singapur. No somos meros proveedores. Somos cocreadores de tecnología.
Bajo el liderazgo de Sofia Tenreiro, la primera mujer al frente de Siemens Portugal, la operación nacional está dando un salto estratégico. La empresa contratará al menos a 250 personas para estos dos nuevos centros, dedicados a la IA y la UX. Y es importante entender por qué estas áreas son tan cruciales. La inteligencia artificial ya no es una tendencia. Se ha convertido en un pilar fundamental para la competitividad de las empresas. Afecta a las decisiones, los procesos, la eficiencia y la creación de valor. La experiencia de usuario, por su parte, es ahora una de las mayores armas competitivas de las grandes tecnológicas, porque lo que distingue a una solución no es sólo lo que hace, sino cómo se utiliza.
Cuando Siemens decide reforzar estas áreas en Portugal, envía un mensaje muy claro: cree en el ecosistema, en las universidades, en la calidad de nuestro talento técnico y humano y en la capacidad del país para seguir el ritmo de la revolución digital. Y esto importa. Importa a Siemens, al país y a todos los que quieren que Portugal sea algo más que un receptor de innovación. Queremos estar entre los productores.
Portugal también se beneficia de algo que a menudo subestimamos. Nuestra localización estratégica entre América, Europa y África, combinada con universidades que figuran repetidamente en los rankings internacionales y un ecosistema tecnológico en crecimiento, nos posiciona en el mapa global de la ingeniería avanzada.
Esta inversión de Siemens refuerza una evidencia que he repetido en mis crónicas. Portugal lo tiene todo para protagonizar este nuevo ciclo tecnológico. Pero tenemos que creer más en nosotros mismos. Tenemos que abandonar la idea de país pequeño y pensar como un país competente, fiable y capaz de competir con los mejores.
Cuando veo que empresas como Siemens crecen en Portugal, veo mucho más que nuevos puestos de trabajo. Veo el país que podemos ser. Veo un futuro en el que Portugal exporta no sólo productos, sino conocimientos, innovación y tecnología que transforman industrias en todo el mundo.
Y eso, para mí, es la verdadera señal de que vamos por el buen camino.







