La calificación se revisó en la revisión periódica de la calificación, y el resultado fue inesperado para los analistas del mercado, después de que la agencia elevara la calificación de Portugal en febrero.

"A pesar de un entorno comercial y geopolítico muy incierto, se espera que Portugal registre superávits moderados y siga mejorando sus indicadores financieros externos, caracterizados por un significativo desapalancamiento económico", señaló la agencia de calificación.

S&P señala que "incluso con la creciente presión sobre el gasto en defensa y la inestabilidad política interna, la sólida trayectoria presupuestaria de Portugal sitúa la deuda pública en una senda descendente constante", motivo por el cual decidió mejorar su calificación crediticia soberana, con perspectiva estable.

En cuanto a los Presupuestos Generales del Estado de 2026, S&P considera que el Gobierno "podría contar con la abstención del Partido Socialista para aprobar el presupuesto de 2026, ya que ha descartado un pacto con Chega", y que "si no lo hace, el Gobierno podría transferir el sólido presupuesto de 2025 a 2026 y mantener así la disciplina presupuestaria".

En cuanto a la perspectiva estable, "refleja la resistencia económica de Portugal ante el aumento de la incertidumbre global y la expectativa de políticas fiscales prudentes, a pesar de la inestabilidad política interna."

S&P prevé que el ratio de deuda pública continúe su trayectoria descendente, alcanzando el 82% del PIB en 2028, proyectando un superávit del 0,2% del PIB, por debajo del 0,3% estimado por el Gobierno.

Para la economía portuguesa, S&P estima un crecimiento del 1,7% este año y del 2,2% el próximo.

El Ministerio de Finanzas respondió a esta decisión afirmando en un comunicado que "es una victoria para Portugal y para el camino emprendido por el país, las familias y las empresas en los últimos años", y que "resulta de la política presupuestaria y de las perspectivas de crecimiento de la economía".

La calificación es una evaluación asignada por las agencias de calificación financiera, con un impacto significativo en la financiación de países y empresas, ya que evalúa el riesgo de crédito.