La palabra que dominó todos los escenarios fue Inteligencia Artificial. IA genética, industrial, generativa, agentes de IA, modelos especializados por sectores. La sensación es que ya no existe un "sector de la IA". La IA lo atraviesa todo. Salud, movilidad, marketing, política, inmobiliario, entretenimiento, educación. Uno de los moderadores resumió bien el cambio de paradigma. Si en el sector inmobiliario el mantra siempre ha sido ubicación, ubicación, ubicación, hoy el mantra de la nueva economía es datos, datos, datos.

Mientras caminaba por los pasillos, vi de todo. Startups en fase inicial, unicornios consolidando estrategias, grandes empresas tecnológicas anunciando centros de datos e inversiones en infraestructuras críticas. También vi algo que para mí es esencial. Gente de todas las edades y países, con brillo en los ojos, con ganas de aprender, de probar ideas, de fracasar, de acertar, de conectar con los demás. Web Summit es una feria de tecnología, pero sobre todo es una feria de humanidad.

En varios escenarios se habló de fundadores y espíritu emprendedor. Me gustó especialmente la idea de que un fundador no es sólo el que levanta rondas millonarias. Fundador es también quien tiene una panadería, un taller, una peluquería, una agencia local, una pequeña empresa que sobrevive porque cada día alguien toma decisiones difíciles en el momento oportuno. Puede que la tecnología sea global, pero el espíritu emprendedor sigue empezando en la puerta de al lado.


Hubo presentaciones que me conmovieron de manera especial. Una de ellas fue la de una empresa de robótica y salud que subió al escenario un exoesqueleto capaz de permitir a personas con graves limitaciones de movilidad levantarse y volver a caminar, mediante sistemas avanzados de inteligencia artificial física y datos en continuo aprendizaje. Teniendo una formación académica en fisioterapia, no podía permanecer indiferente. Allí, la tecnología dejó de ser un concepto para convertirse en independencia, dignidad y esperanza.

En otro escenario, una empresa presentó agentes de IA capaces de ayudar en la estrategia, el marketing y el funcionamiento diario de una empresa. Probé mentalmente los límites de las promesas y me di cuenta de algo importante. Algunas respuestas aún no existen, porque faltan datos y tiempo. Pero la tendencia es clara. Vamos hacia un escenario en el que cualquier persona o empresa tendrá su propio "asesor digital", formado con datos relevantes y capaz de apoyar decisiones basadas en la experiencia acumulada de miles de otros casos.


No sólo de código vivió la Web Summit. Se habló mucho de política, comunicación y redes sociales. Vimos el ejemplo de un joven eurodiputado que pasó directamente del mundo de los creadores de contenidos al Parlamento Europeo, apoyando su candidatura en la forma en que utiliza los datos y métricas de las plataformas para entender el comportamiento de los votantes. O el caso de TikTok, que mostró cómo comunidades como BookTok pueden hacer que el mundo vuelva a leer y, al mismo tiempo, generar un impacto económico muy real en librerías, autores y editores.

También hubo espacio para observar el ecosistema portugués desde dentro. La Fábrica de Unicórnios anunció un nuevo centro de salud en Rossio, en colaboración con empresas de referencia en salud y longevidad. Lisboa dio la bienvenida a otro unicornio internacional, una plataforma global de trabajo independiente, que eligió la ciudad para abrir su primera oficina europea. Startup Portugal presentó cifras impresionantes. Más de cinco mil startups activas, facturación creciente, salarios medios por encima de la media nacional y exportaciones que ya representan una tajada relevante de la economía.


En la Cumbre del Ecosistema, incluso antes de la "mayor" Cumbre Web, se habló de digitalización de la administración pública, de transformación de las pequeñas y medianas empresas, de vivienda, de atractivo territorial y de cómo programas como los promovidos por Empowered Startups, en colaboración con instituciones como la Politécnica de Santarém y municipios del interior, están conectando el talento internacional con proyectos portugueses en las regiones que más necesitan de inversión y conocimiento.

Me voy de esta semana con una convicción renovada. La Cumbre de la Web no es sólo un acontecimiento que tiene lugar en Lisboa. Es un espejo del mundo y, al mismo tiempo, un espejo de Portugal. El reflejo que vi este año fue el de un país en cambio, más confiado, más ambicioso y cada vez más conectado a las grandes conversaciones de nuestro tiempo.