Portugal es uno de los países más envejecidos del mundo, pero se enfrenta a una grave escasez de recursos para atender a las personas mayores. Según el informe Health at a Glance 2025 de la OCDE, en 2050 un tercio de la población tendrá 65 años o más, y más de una de cada ocho personas tendrá 80 años o más.

A pesar de este envejecimiento acelerado, el país sólo cuenta con 3,9 camas por cada 1.000 personas de 65 años o más y 0,8 trabajadores por cada 100 ancianos, valores muy inferiores a la media de la OCDE y próximos al extremo más bajo registrado en Grecia.

El informe de la OCDE, citado por Público, destaca también que el sector de los cuidados de larga duración se enfrenta a dificultades estructurales, como salarios bajos, elevados riesgos físicos y mentales, contratos atípicos y escaso reconocimiento. El porcentaje de trabajadores extranjeros en el sector se duplicó en Portugal entre 2014 y 2024, pasando del 11% al 23%, lo que refleja la creciente importancia de estos profesionales para hacer frente a la escasez de cuidadores. A pesar del deseo de la mayoría de las personas mayores de permanecer en casa, el país cuenta con pocos recursos formales y camas de hospital, muy por debajo de la media de los 34 países de la OCDE.

La salud de los ancianos portugueses también es preocupante: más años de vida no siempre significan mejor calidad de vida. El informe indica que más del 30% de los portugueses de 65 años o más sufren limitaciones en sus actividades cotidianas, y el 74% de los mayores de 75 toman al menos cinco medicamentos. Además, Portugal tiene una de las mayores prevalencias de infecciones en centros de cuidados de larga duración, con un 6% de ancianos afectados, por encima de la media del 3,2% de los 16 países evaluados.