Se prevé que el número de casos de cáncer de hígado se duplique de aquí a 2050, en parte debido al aumento de las tasas de obesidad, según advierten los investigadores.

Los expertos predicen que la proporción de casos de cáncer de hígado relacionados con la obesidad aumentará del 5% al 11%, por lo que instan a redoblar los esfuerzos para prevenir los casos evitables.

Las nuevas proyecciones de un informe de la Comisión de Cáncer de Hígado de The Lancet estiman que los casos mundiales de cáncer de hígado pasarán de 0,87 millones en 2022 a 1,52 millones en 2050.

Muchos adultos desconocen los factores de riesgo del cáncer de hígado, por lo que hablamos con Anya Adair, asesora médica del British Liver Trust y cirujana hepatobiliar y de trasplantes del Edinburgh Royal Infirmary. Nos ha dado algunas claves sobre las principales causas, síntomas y tratamientos de esta grave enfermedad.

¿Qué es el cáncer de hígado y cuáles son sus causas?

"El cáncer que se desarrolla en el hígado es un cáncer hepático primario, pero cuando el cáncer surge en otra parte del cuerpo y se extiende al hígado, se trata de un cáncer secundario", explica Adair.

La gravedad del cáncer de hígado depende del estado general de salud del paciente, de la localización del cáncer en el hígado, de su tamaño, de si se ha extendido y de si es primario o secundario.

"El cáncer de hígado puede desarrollarse en el tejido hepático, lo que se denomina carcinoma hepatocelular primario (CHC)", explica Adair. El CHC se produce cuando unas células llamadas hepatocitos empiezan a multiplicarse y crecer más de lo debido, según el Liver Cancer Trust, que forma parte del British Liver Trust.

"Sin embargo, el cáncer también puede desarrollarse dentro de los sistemas de conductos biliares del hígado, lo que se denomina colangiocarcinoma", añade Adair.

Alrededor de tres de cada cuatro cánceres que se originan en el hígado son CHC, según el Liver Cancer Trust, que suele desarrollarse en hígados ya cicatrizados y dañados, una enfermedad conocida como cirrosis.

"Se puede tener un hígado cirrótico cicatrizado debido al consumo de alcohol, pero también puede deberse a MASLD (Metabolic Dysfunction-Associated Steatotic Liver Disease), antes conocida como enfermedad del hígado graso no alcohólico", subraya Adair.

Tanto la hepatitis autoinmune como la colangitis biliar primaria (ambas son enfermedades hepáticas autoinmunes) también pueden conducir a un hígado cirrótico cicatricial si no se tratan, añade.

¿Cuáles son los síntomas más frecuentes?

"El problema del CHC es que a menudo no presenta ningún síntoma", dice Adair. "Suele detectarse incidentalmente en una exploración realizada por otro motivo, si la persona no sabía que tenía cicatrices en el hígado".

El CHC también se detecta a veces durante una ecografía rutinaria a la que suelen someterse las personas que saben que tienen un hígado cirrótico.

"A veces, las personas con un hígado cirrótico están en vigilancia y se someten a ecografías cada seis meses porque el riesgo es mayor, y durante la ecografía se detecta una nueva inflamación o sombra en el hígado", señala Adair.

Aunque el cáncer de hígado suele ser silencioso en las fases iniciales, Adair destaca que, una vez que está más avanzado, los pacientes pueden empezar a desarrollar síntomas como ictericia, pérdida de peso inexplicable, cansancio y/o náuseas.

"Cualquiera que presente ictericia debe buscar atención médica urgente, y la pérdida de peso inexplicable en particular es también una señal de alarma", dice Adair.

¿Cómo se diagnostica?

"El cáncer de hígado suele detectarse inicialmente mediante una ecografía, seguida de una tomografía computarizada y una resonancia magnética", explica Adair. "Por lo tanto, suele ser un diagnóstico radiológico, y en algunas situaciones se necesita una biopsia para confirmarlo".

¿Cuáles son las opciones de tratamiento?

"Hay muchas opciones de tratamiento dependiendo de la gravedad de la enfermedad hepática, el número de cánceres de hígado, su tamaño y el estado físico general", explica Adair.

Hay varias opciones curativas, incluida la cirugía.

"Si el cáncer se detecta relativamente pronto y el paciente cumple los criterios para el trasplante, éste es una opción curativa", dice Adair. Si el hígado funciona bien y sólo hay una zona con cáncer, los pacientes pueden plantearse una resección hepática, en la que se extirpa parte del hígado".

"Además, los pacientes que tienen una única lesión de menos de tres centímetros pueden optar por la ablación". Este procedimiento mínimamente invasivo utiliza calor o frío extremo para destruir el tejido objetivo, según Liver Cancer UK.

También existen otras opciones de tratamiento que ayudan a mantener a raya el tumor de cáncer de hígado o sirven de puente para tratamientos posteriores, como la quimioembolización (que combina la quimioterapia con un método para bloquear el flujo sanguíneo al tumor) o la radiación local.