La colaboración transpacífica entre la Clínica de Tratamiento de la Tartamudez de Curtin y la Universidad Estatal de Wayne ha permitido identificar 48 genes que muestran un vínculo hereditario.

Estos conocimientos pioneros podrían ayudar a allanar el camino hacia el diagnóstico preverbal de la tartamudez, ya que los afectados pueden empezar antes la terapia del habla y beneficiarse de los resultados que produce.