Una vez más tendré el privilegio de estar presente, no sólo como observador, sino como narrador de las historias que allí se cruzan, de las conversaciones que inspiran y de las asociaciones que nacen. Me enorgullece volver a un evento que sitúa a Portugal en el centro del diálogo sobre el futuro digital del Atlántico y del mundo.
Organizado por DE-CIX, en colaboración con MEO Wholesale Solutions, Atlas Edge, EllaLink, CAMTEL e Interfiber Networks, Atlantic Convergence es más que una conferencia tecnológica. Es un espacio de encuentro entre Europa, África y América, donde se debaten las fuerzas que están redefiniendo nuestro tiempo: la interconectividad, la inteligencia artificial y la transformación digital de las infraestructuras.
Lisboa fue elegida con un propósito claro. La ciudad se está afirmando como nudo global de interconexión, punto estratégico que conecta continentes y acoge la llegada de cables submarinos que transportan el flujo invisible de datos mundiales. A medida que el tráfico digital crece exponencialmente y surgen nuevas tecnologías, quien controla la infraestructura y la circulación de la información adquiere un papel de influencia geopolítica.
El lema de este año, "Navegar por los cambios digitales, potenciar la transformación", refleja este reto central: alinear la infraestructura con la inteligencia. A primera vista, hablar de cables, centros de datos e interconexiones puede parecer alejado del mundo de la inteligencia artificial. Pero la realidad es que la IA no vive en el aire. Depende de redes físicas con capacidad, baja latencia y resiliencia. Sin infraestructura, no hay inteligencia digital.
Atlantic Convergence 2025 pondrá esta relación en el centro del debate. Las sesiones abordarán cómo la inteligencia artificial, la computación cuántica, las redes 6G y la infraestructura de satélites están dando forma a la estrategia digital en todos los continentes. Uno de los platos fuertes será la presentación de Nokia sobre el papel de la IA y el aprendizaje automático en la ciberseguridad y la mitigación de ataques.
La edición de este año se centra en tres pilares esenciales: seguridad, confianza y soberanía digital. En un momento de crecientes tensiones geopolíticas, la soberanía digital, entendida como el control que cada país tiene sobre sus datos y redes, se ha convertido en una cuestión ineludible. El evento tratará de responder a la pregunta esencial de cómo proteger los datos y las infraestructuras sin comprometer la libre circulación de la información mundial.
Entre los ponentes confirmados habrá figuras de renombre mundial como Ivo Ivanov de DE-CIX, Ismael Clemente de Merlin Properties, Philippe Dumont de EllaLink, John Harrington de Nokia, Rod Evans de Nvidia y Tesh Durvasula de Atlas Edge, entre otros. Son voces que reflejan el poder transformador de las infraestructuras y la innovación tecnológica cuando trabajan juntas.
Pero Atlantic Convergence es más que un escenario para discursos. Es un verdadero punto de encuentro para quienes construyen el futuro. La primera edición, en 2024, fue responsable de inspirar nuevos proyectos de cable submarino, asociaciones entre centros de datos y colaboraciones estratégicas que reforzaron el papel de Portugal como plataforma digital para el Atlántico. Este año, Lisboa volverá a acoger un evento que promete generar nuevas ideas, acuerdos e inversiones con impacto real.
Para quienes participen, el valor está tanto en el intercambio de conocimientos como en las relaciones que se creen. Durante tres días, Lisboa será el lugar de encuentro de quienes definen el futuro de la conectividad mundial, desde inversores e ingenieros hasta reguladores y responsables políticos.
Mientras el mundo se adentra en una nueva era marcada por la inteligencia artificial y la hiperconectividad, Atlantic Convergence nos recuerda una verdad fundamental: ninguna revolución digital se produce sin una base física sólida. Las infraestructuras son los cimientos invisibles que sustentan todo lo que promete lo digital.
Es inspirador ver a Portugal asumir este papel de liderazgo y convergencia. El Atlántico vuelve a unir continentes, no sólo a través de cables y datos, sino también a través de ideas y colaboraciones que diseñan el mañana.
Allí estaré, con el entusiasmo de quienes creen que Lisboa no es sólo el escenario de este futuro, sino parte integrante del mismo.








