Hay una energía renovada en el aire cuando se trata de Portugal, una energía que combina oportunidad, estilo de vida y previsión estratégica. Esa sensación de impulso fue tangible en el reciente evento de AmCham Portugal "Living & Investing in Portugal: La nueva frontera para los norteamericanos", celebrado en el Hyatt Regency Lisbon. El debate, moderado por João Bugalho, Consejero Delegado de Arrow Global y Presidente de la Comisión Inmobiliaria de AmCham Portugal, captó no sólo la magnitud del interés norteamericano por el país, sino también su importancia para el futuro de la economía portuguesa.

Las cifras por sí solas son sorprendentes. Estados Unidos se ha convertido en la tercera fuente de turismo de Portugal, sólo por detrás del Reino Unido y Alemania, con una tasa de crecimiento del 7% en el primer semestre de 2025. Aún más revelador es que el número de estadounidenses que residen oficialmente en Portugal ha crecido más de un 300% desde 2018, superando los 11.000 residentes a finales de 2024. No se trata de cifras aisladas, sino que señalan una transformación estructural del perfil internacional de Portugal.

Miguel Marques dos Santos, socio y director de Real Estate & Urban Planning en VdA Vieira de Almeida, abrió la conferencia con una visión de 360º sobre el sector inmobiliario: inversión, regulación y sostenibilidad. Señaló la previsibilidad de los marcos jurídico y urbanístico de Portugal y su compromiso con la sostenibilidad como activos clave para los inversores internacionales. Estas son precisamente las cualidades que busca ahora el capital mundial: seguridad, transparencia y visión a largo plazo.

Desde mi propia experiencia en el sector inmobiliario y participando en ferias y foros de todos los continentes, los temas debatidos en Lisboa se hicieron eco de lo que he visto de Dubai a Miami, de Londres a São Paulo. Hoy en día, los inversores no sólo buscan rentabilidad, sino también estabilidad, calidad de vida y crecimiento alineado con los principios ESG. En este sentido, el ascenso de Portugal no es accidental, sino el resultado de una alineación deliberada entre política, inversión e innovación.

La mesa redonda que siguió ofreció una visión panorámica del ecosistema que impulsa este impulso.
Ágatha Bulha, socia directora del bufete internacional José Bulha, abordó la dimensión jurídica de la atracción y retención de inversores estadounidenses. Destacó la creciente eficacia y transparencia de los sistemas de residencia e inmobiliario de Portugal, al tiempo que recordó que el éxito depende de una sólida orientación jurídica, especialmente para quienes no están familiarizados con la normativa europea. "Los estadounidenses vienen a Portugal no sólo a invertir, sino a construir sus vidas", señaló.

Bernardo Masteling Pereira, socio del departamento fiscal de Forvis Mazars, abordó el aspecto fiscal. Aunque la eliminación progresiva del régimen de Residentes No Habituales (RNH) pueda parecer un cambio, Pereira destacó que el marco fiscal de Portugal sigue siendo competitivo cuando se combina con la estabilidad del país y los acuerdos de doble imposición. La verdadera ventaja reside ahora en una fiscalidad clara y previsible como factor crítico para los inversores serios.

Manuel Noronha Andrade, Consejero Delegado de ECS Capital, aportó una perspectiva institucional, describiendo cómo el capital estadounidense está entrando ahora en vehículos más estructurados, como fondos inmobiliarios de hostelería, logística y sostenibles. "No se trata de capital especulativo, sino de una inversión estratégica a largo plazo", subrayó.

Desde el punto de vista residencial, Patricia Barão, socia de DILS Residential, observó que la demanda estadounidense está influyendo en las tendencias de desarrollo urbano, impulsando la calidad, la sostenibilidad y los proyectos orientados a la comunidad. Lisboa, Cascais y Comporta siguen siendo las principales opciones, pero mercados secundarios como el Algarve y Oporto atraen cada vez más a profesionales remotos y emprendedores digitales.

Lo más destacado del evento no fueron sólo los datos, sino el tono: optimismo pragmático. Portugal está siendo reconocido mundialmente como un refugio seguro, políticamente estable, económicamente resistente y socialmente acogedor. Los centros tecnológicos y de innovación, especialmente en Lisboa y Oporto, han reforzado esta imagen, posicionando a Portugal como punto de entrada a Europa para los inversores extranjeros, especialmente norteamericanos.

Desde mi perspectiva global, esta evolución refleja patrones que he observado en otros mercados emergentes. Sin embargo, Portugal se distingue en un aspecto clave: ofrece una rara combinación de seguridad, calidad de vida y sofisticación inversora. Aunque muchos destinos se promocionan a sí mismos como atractivos, pocos ofrecen esta mezcla de estilo de vida y entorno de negocios apuntalado por las normas de la Unión Europea y la accesibilidad atlántica.

Como concluyó João Bugalho en el acto, esta creciente conexión transatlántica es más que económica; es cultural. "No sólo estamos dando la bienvenida a inversores", dijo. "Estamos integrando a nuevos residentes que contribuyen al dinamismo social y económico de Portugal".

De hecho, el "momento americano" de Portugal bien puede definir el próximo capítulo de su historia global, no como un destino de nicho, sino como un puente entre continentes, donde la oportunidad se une a la calidad de vida y donde los inversores internacionales encuentran no sólo un mercado, sino un hogar.